los Codigos QR en el mundo

FERNANDO HERNÁNDEZ . PAMPLONA Martes, 13 de abril de 2010



  Desde que apareció para uso comercial a mediados de los años 70 los códigos de barras se han convertido en un elemento habitual de nuestro paisaje. Estamos acostumbrados a verlo en los envases de todo tipo, con un código de 13 cifras que sirve para identificar cada producto. Los dos primeros números corresponden al país (España tiene el número 84), los cinco siguientes a la empresa; otros cinco al producto concreto, y el último es un dígito de control. Además del uso comercial, los códigos de barras sirven, por ejemplo, para controlar los movimientos de una maleta a lo largo de las cintas transportadoras de un aeropuerto. 




Pero los códigos de barras normales tienen un límite: no pueden representar más de 20 cifras. 


Los códigos QR (y otros similares), vienen a sustituir, en algunos casos, o a complementar, en otros, a los códigos de barras. 

Tienen dos ventajas principales: pueden utilizarse con casi todos los móviles que tienen una cámara y conexión a Internet. Son capaces de almacenar mucha más información: sin dificultad, pueden incluir 250 caracteres, cerca del doble de texto de un mensaje de móvil. 

En Pamplona, por ejemplo, se utilizan para recoger los datos de la dirección de la parada y las líneas que pasan por ella. Una persona con discapacidad visual que cuente con un móvil preparado, puede fotografiar el cuadrado y esperar que el aparato le diga en voz alta la información que aparece en el código. 

En Japón, donde se desarrollaron a mediados de los años 90, estos códigos se utilizan ampliamente: en las tarjetas de visita, para que el que la recibe no tenga que teclear los datos en el móvil; en los envases de los productos, para tener acceso a promociones o a la página web de la empresa; en un museo, para ampliar la información de una obra de arte... 

En España se están implantando lentamente. Las compañías aéreas Spanair y Vueling, por ejemplo, permiten sustituir la tarjeta de embarque por un código que se recibe en el teléfono móvil y se pasa en el aeropuerto por un escáner. O, según cuenta el blog especializado qrcode.es, el portal inmobiliario Idealista permite imprimir anuncios de un piso que incorporan el código QR de la página web. Estos cuadrados incluyen la información repetida varias veces, de forma que aunque el código no esté completo, todos los datos puedan recuperarse.